CAP. 91

Debbie comenzó a hablar sin parar, movía sus manos enmarcando cada frase que profesaba sin respiro aparente.

Su voz era suave, cariñosa y reía bastante, solo hablaba de Michael, incluso hacía algunos gestos tal y como los hace él, como la mirada tímida o ponía el dedo en su labio igual a él entre otros gestos de igual modo, podía notarse como le brillaba la mirada cuando mencionaba su nombre, no podría decir a ciencia cierta si ella estaba enamorada o solo era la profunda admiración que sentía por él.

No sentí amenaza con ella,al contrario, lo que tenía era mucha curiosidad, hablaba tan elocuentemente de él, que entendí que tenían muchos años de ser amigos, de conocerse e incluso de contarse secretos.

¿Qué tanto sabrá ella de mí?

De pronto no dijo nada más, Debbie volteaba a ver la oficina a donde Michael había entrado, comenzó a transpirar, parecía querer decirme algo.

Se acercó a mi oído y susurro.

-Yo puedo darle a Michael los hijos que él tanto quiere, no lo prives de eso-. Hizo una pausa-. -No te molestes con él, pero ayer después de que él hablo con el doctor sobre ti estaba muy abatido, vino a verme y me lo confesó.

No esperé algo así, podía entender que Michael buscara un amigo para desahogarse, pero esta petición estaba fuera de lógica.

Sonreí, me aleje un poco, aventé mi cabello por detrás de mi hombro y tranquilamente le dije
-Perdón pero esto es algo que solo nos concierne a Michael y a mí.

Di media vuelta y me marche

-Piénsalo-. Alcanzó a decir.

Mis pasos apresurados a la limousina se vieron acompasados muy pronto por los de Michael, tomaba mi mano para ayudarme a introducirme al carro.

Me bastó verlo un momento para darme cuenta de su cara afligida.

-Linda, debo hacer un viaje-. Suspiraba hondo con decepción-. -Buscaba el momento de decirtelo pero ya es este-. Rascaba su barbilla con tristeza. –Debo ir a Suiza, quisiera llevarte conmigo, pero..

-Shhh-. Quise tranquilizarlo, era triste esta noticia para los dos, pero era por su trabajo. Disimulé como mis cejas se hundían junto con las comisuras de mis labios.

Michael daba un suave puntapie a la puerta del carro.

-No quisiera irme en estas fechas que se acercan tan importantes, yo quisiera estar aquí y celebrar-.

Navidad, era lo que más le mortificaba, su sueño blanco de festejar en Neverland parecía que no iba a poder materializarse.

-Michael, no te preocupes, lo festejaremos a tu regreso, haremos lo que quieras, ve tranquilo a tu viaje-. Traté de esbozar la mejor de mis sonrisas, y un cálido abrazo se escabullo entre nuestros cuerpos, sujetándonos con ansia, acariandonos, me besaba con total abandono, como si no nos fueramos a ver en meses, aunque seria por unas dos semanas.

Electricidad recorría mi cuerpo al sentir sus brazos estrecharme aún mas a él.
Tratando de alargar nuestra cercanía el mayor tiempo posible.

Y esa misma noche partió en un vuelo privado.

No quería dormir sola en Neverland, así que decidí regresar al departamento, donde la noche se empecinaba en volverse solitaria entre mis cuatro paredes.

Daba vueltas pensando en todo lo sucedido, lo que el doctor me había dicho, la propuesta de Debbie.

Me senté en mi sillón acariciando mis rodillas, esperando que el sueño me tomara pronto para olvidarme de todo, lograr tener una tranquilidad onírica que acaricie apaciblemente mis sueños, y caer rendida sobre el suave colchón de mi cama.

El tic-tac del relog parecía taladrar mis sentidos, hasta que el ruido mental que resonaba en mi cabeza se vio despierto por el sonido del teléfono.

-Ring, ring-. Sonó varias veces antes de contestar.

-¿Hola?

-No te precipites a los acontecimientos.
Esa voz ya me era familiar, y lograba también un efecto tranquilizador, pero no tanto como lo lograba Michael.

-¿Por qué me lo dices? -. Le respondía a ese hombre misterioso que por diversos acontecimientos había sido imposible conocernos.

-Solo ve con calma, las cosas no son como parecen, no puedo decirte más, creo que alguien me ha estado vigilando estos días, estaré en contacto contigo, hasta pronto.

Colgó sin siquiera poderme despedir, ahora a él lo vigilaban, sentía envidia de esa persona que lo acechaba porque sabía quién era él, ese hombre misterioso que me había ayudado tantas veces, y que aún no lograba saber siquiera su nombre.

Me acosté y por fin el sueño llegaba lentamente, “no te precipites” “ve con calma” me dijo ese hombre,a los pocos minutos mi preocupación comenzaba a destilar de mis pensamientos, cuando una idea me vino de pronto.

Y abrí los ojos enormes, tal cual plato.

Navidad esta cerca, sabía que Elizabeth Taylor le había regalado su primera navidad, pues yo le daré la segunda, será extraordinaria y tan divertida que Michael no lo olvidara jamás.

Y con esa idea, me rendí por fin al sueño.

La mañana llegaba con un intenso tráfico por las calles, trataba de llegar a tiempo al periódico.

Era imposible concentrarme en el trabajo, pensaba en los adornos que iba a poner, la música, el árbol navideño, había tanto quehacer, una enorme sorpresa sin duda que se iba a llevar.

-Elizabeth, Ellizabeth, ¡Elizabeth!-. Gritó Mario, dando una fuerte palmada con sus manos casi frente a mí.

-¿Qué pasa?-. Lo miré perpleja.

-Tienes una llamada de larga distancia-. Sonrió, guiñándome un ojo.
Sabía quien era, de un brinco ya estaba con el auricular en la mano.

-¿Hola?

-Linda, ¿cómo estas preciosa?

-Michael-. No podía ocultar mi enorme sonrisa-. -Ya te extraño, ¿Cómo te va allá?-. Enroscaba mi cabello entre mis dedos, mordiéndome el labio de la emoción de escucharlo.

-Elizabeth no tengo mucho tiempo pero he hablado con un doctor aquí en Suiza y hay buenas noticias.

La esperanza que me embargo en ese momento hizo que le diera un vuelco a mi alma.

“Buenas noticias” ese par de palabras hizo eco en mi cabeza.



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Hoy traigo diseño y capitulo, espero que sea de su agrado...
No dejen de comentar y gracias por seguir esta historia, que no dejare de escribirla hasta su final.
Quisiera agradecer a mi prima Ale por hacerme este maravillos banner, gracias Ale!!

L@s quiero mucho y deseo que esten siempre muy bien!!
Mis mejores vibras positivas para cada uno de ustedes..
y que la frase "si lo puedes soñar, lo puedes lograr" la apliquen a cada día de sus vidas, los sueños continuan siempre.
LIZ