
Michael se disfrazo y como siempre era casi imposible reconocerlo, pero sus ojos jamás me engañaban, al bajar del avión me sentía emocionada, Italia se me mostraba tan surrealista ante mis ojos, en cada esquina se respiraba arte, era impresionante e inolvidable caminar por las calles estrechas de tan gloriosa ciudad.
El sol empezaba a irse por el horizonte por lo que las personas a nuestro paso nos decían: buonanotte (buenas noches).
Llegábamos a uno de los restaurantes más bellos y elegantes de Italia llamado “Da Tuccino” se encontraba cerca del mar, nos sentamos en la terraza, la vista era espectacular, escuchar el sonido de las olas era tranquilidad y paz.
Charlamos mientras degustábamos los mejores platillos italianos, pastas, spaguettis, acompañado de un delicioso vino blanco afrutado.
Cerca de ahí un señor tocaba las más bellas melodías acompañado únicamente de su violín, antojándose el atardecer aún más romántico.
Al terminar dimos un paseo tomados de la mano hasta llegar a “la fuente de Trevi”, esta fuente tenía una leyenda la cual menciona que si lanzas una moneda con tu mano derecha de espaldas a la fuente por tu hombro izquierdo entonces significa que regresaras de nuevo a Italia. Michael y yo lo hicimos al mismo tiempo.
De ahí llegamos al Bocca Della Veritá (la boca de la verdad), es una antigua máscara de mármol, que representa un rostro masculino con barba en el cual los ojos, la nariz y la boca están perforados y están huecos, la leyenda menciona que si un mentiroso mete la mano por el hueco de la boca entonces este le corta la mano. Al primero que me imagine sin ambas manos fue a Sal, un tanto gracioso imaginarlo.
Aunque no era muy cómodo del todo caminar con algunos guardaespaldas que celosamente guardaban cierta distancia no muy cerca, siempre nos dábamos tiempo para abrazarnos y robarnos un beso bajo un árbol, sobre un puente, disfrutar de nosotros como si nadie más existiera.
Pasamos por el coliseo romano, los arcos de Tito, entramos a la galería uffizi uno de los museos más famosos de Italia y del mundo, que exhibía piezas invaluables de Miguel Angel, Boticelli e inclusive de Leonardo Da Vinci, Michael hacía gala de sus conocimientos explicándome cada detalle, se notaba su pasión por el arte, también nos dio tiempo de ir a la "Galleria dell'Accademia"(galería de la academia) es uno de los museos más conocidos en Florencia, porque hospeda esculturas famosas de Miguel Ángel incluido el famoso "David".
Llegando a una tienda de arte Michael se hizo de varias pinturas y esculturas para su rancho, él estaba maravillado, las hizo envolver para encargarle a uno de sus guardaespaldas que las llevara al avión.
Después fuimos al jardín más bello del lugar el Boboli, era extenso y de maravilla sin igual, el jardín ya estaba cerrado, pero solo bastaba que Michael dijera quien era para que lo abrieran de inmediato solo para nosotros.
-He pasado un día maravilloso contigo, no conocía nada de Italia en persona, es puro arte por donde camines y respires. –le decía con gran asombro.
-También es uno de mis lugares favoritos, puedo ver las pinturas y obras de grandes maestros, es algo que me apasiona. –me platicaba.
Nos sentamos en una banca de madera a contemplar y aspirar el agradable aroma de las flores y los arboles del jardín.
- Auch! –musité contrariada de repente.
-¿Qué ocurre? –me dijo en un tono de preocupación
-Nada, no es nada, solo una astilla que se encajo en mi dedo
-déjame ayudarte..
Michael tomo suavemente mi mano, introdujo mi dedo índice lastimado en su boca y palpando con su lengua trataba de encontrar la astilla para sacarla con sus dientes. Lo hacía de un modo tan suave y prolongado que me hizo dar una tremenda inhalación, lo que estaba sintiendo ya no era dolor, me sentía transportada a un infinito número de conexiones placenteras que surgían de ahí para pasar por todo mi sistema nervioso, mi corazón no hizo más que acelerarse, mordía mi labio inferior mientras que con mi otra mano agarraba nerviosamente entre mis dedos un poco de la tela de mi vestido, cuando Michael alzó la mirada hacia mí con un tono seductor, me di cuenta que lo estaba haciendo a propósito, estaba seguro de lo que hacía y eso logró excitarme, conocer una pequeña parte de ese lado de Michael me dejaba sin habla y me agradaba sobremanera.
-Listo, aquí esta.- Michael sacó de entre sus dientes la astilla que había tenido en mi dedo.
Aun temblaba un poco después de aquella experiencia, uno de sus guardaespaldas se acercó y nos dijo que el avión no iba a poder despegar esta noche que tendríamos que abordar temprano por la mañana.
Michael volteo a verlo.
-Muchas gracias y por favor que nos reserven la suite de mi hotel favorito por favor –le dijo al guardaespaldas.
-si, señor. –le contestó
-Elizabeth linda, quiero enseñarte un poco más de lo que me gusta de Italia, antes de dirigirnos al hotel ¿Qué te parece? -Sí, llévame a tus lugares favoritos. –le sonreí
Al decir esto, también pensaba en lo que acababa de ocurrir y en ese lado de Michael que me intrigaba.
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