
No me había sentido más segura que estando en sus brazos, Michael me recostó suavemente en el sillón que se encontraba en su sala, mi cabeza dolía y me costaba enfocar lo que estaba viendo, Michael me decía que el doctor ya estaba en camino, se veía preocupado, se estuvo a mi lado tomándome la mano todo el tiempo, preguntando a cada momento como me sentía, y sin tardar llegó el doctor y empezó a examinarme..
- Doctor, ¿como se ve? ¿cree que vaya a estar bien?
-Si, no te preocupes, es cierto que se dio un golpe fuerte, solo que se tome esta pastilla para el dolor y que no duerma por lo menos en dos horas para observar si ocurre algún cambio.
-Es una muchacha muy afortunada de contar con alguien que se preocupa por usted, vas a estar bien-. Me guiño el ojo y sonriendo salió de la casa.. Yo estaba tan sonrojada por lo que acababa de decir, sentía pena y dolor, me colocaba una bolsa con hielos en la cabeza para bajar la hinchazón..Esto más que un golpe de dolor es un golpe de suerte pensé, estoy aquí en su casa, es fenomenal..
- Mira, te dejé una pijama a la mano, yo también me voy a poner otra ya que seguimos mojados, es bueno saber que estas mejor, me dio un abrazo y con mi cabeza en su pecho alcancé a escuchar el tierno ritmo de su corazón y terminó dándome un beso en mi cabeza, que suerte tienes y que suerte tengo de que sigas aquí y podamos seguir platicando, ¿tienes hambre?
-Si un poco, pero solo si tu vas a comer también..
- Claro que si, pediré unos sandwiches y en lo que te cambias, buscare algo que quisiera enseñarte. y Michael se metió a un cuarto, sin tardar me cambie de ropa y me fui a sentar a la sala enfrente de una chimenea apagada..
Michael regresó también con su pijama puesta y con un par de sandwiches en la mano, y con una caja plateada en la otra, y me dijo:
-Que bueno que te sentaste aquí, déjame prender la chimenea, muy bien, ya casi, listo ya esta prendida..
Y sentándose a un lado de mi, puso la caja de metal en mi regazo, no tenía ni idea de que podría ser lo que tuviera dentro.
-Michael, ¿qué es lo que me quieres enseñar?
Es mi posesión más sagrada la tengo desde que era un niño y cuando viajo siempre trato de llevarla conmigo, y con esa bonita sonrisa en su rostro me dijo: anda ábrela.
Cuando empecé a abrir la caja, dude un poco y voltee a verlo
-¿Michael no me va a saltar nada de la caja?
-No, en serio.. está bien-. Con una risa estrepitosa
Al abrir la caja había cientos de fotografías de diferentes partes del mundo, fue precioso realmente me llegó al corazón, el estar allí sentada con él y compartiendo conmigo su posesión más valiosa uno de los hombres más famosos del mundo y son fotos, ya sentía que lo quería, como no quererlo? quien no podría querer a alguien tan dulce? era maravilloso saber que desde que Michael tenía 5 o quizá 7 años las conservaba, desde antes de ser famoso, era algo tan de él, me dijo que cuando era niño y las veía soñaba con visitar todos esos lugares, y miren lo ha hecho su sueño lo ha cumplido, después de ver aquellas maravillosas fotos, empezamos a contarnos historias y a hojear algunos de sus preciosos libros de arte, que persona tan especial lo estaba conociendo mas y mas feliz me encontraba, nos contamos chistes, él contaba los mejores reímos mucho..
Creo que ya era muy tarde, me sentía mejor y Michael tenía que levantarse temprano..
-¿Porqué no duermes en mi cama? yo puedo dormir en el piso en el saco de dormir, no hay problema..
- Claro que no, yo voy a dormir abajo si de eso se trata, es tu cama y no quiero importunarte..
-No, no lo haces, me agrada tenerte de visita, siento que puedo platicar contigo de todo y sería un honor para mí si lo hicieras..
Bueno, estuvimos dialogando sobre quien se quedaría en la cama y quien en el suelo, hasta para discutir nos divertíamos, al final llegamos a la conclusión de que como su cama era muy grande yo dormiría en un extremo y él en el otro, y así quedamos de acuerdo..
Al meternos en la cama sabía que podía confiar en él, el se volteo y yo me voltee a él solo mirándonos, buenas noches le dije, que descanses y gracias por todo, gracias a ti me contestó, yo cerré los ojos pero no podía dormir me sentía feliz, después de un rato escuche su voz que me susurro al oído y me dijo: que duermas bien, gracias por conocerte tierna niña y me dio un dulce beso en la frente, él creyó que ya estaba dormida, afortunadamente no lo estaba, sentí que temblaba, casi podía jurar que todo Neverland temblaba pero no era así, solo era mi corazón el que lo hacía, después alcanzó mi mano y la estrecho suavemente y así en la oscuridad de su cuarto por fin pudimos dormir..
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