“Aquel día decidí cambiar muchas cosas
Aquel día comprendí que los sueños
Son solamente para hacerse realidad,
Desde aquel día ya no duermo para descansar
Ahora solamente duermo para soñar”

Walt Disney


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CAP. 23

sábado, 19 de junio de 2010


Esa noche me fue imposible dormir, aún sentía el sabor de los labios de Michael sobre los míos, retoce en mi cama una parte de la noche recordando todo lo que había pasado, no había sentido nada parecido por alguien y verme correspondida me alegraba enormemente, aunque era Domingo me fue imposible seguir más en la cama, era temprano, por lo que decidí salir a trotar un poco a la calle, me puse mis pants, tenis y salí.

Quería que todo el mundo se sintiera igual de contento que yo, sonreía y saludaba a todos a mi paso, trote bastante tiempo, hasta que ya no pude dar un paso más por lo que regrese a mi departamento, la Sra. Bridges ya se encontraba fuera del inmueble barriendo la calle.

-Buenos días- me decía alegremente la Sra. Bridges.

-Buenos días Sra. Bridges, -le respondía de igual modo-.

Estuvo sonando tu teléfono toda la mañana, ¿pero quién será tan insistente?

La Sra. Bridges a veces fisgoneaba demasiado, pero así debe ser su naturaleza, así era con todos en el edificio.

-No lo sé. Respondí sonriendo,  -después nos vemos- le dije,
 Levantaba mi mano despidiéndome.

Tome una ducha, me preparé el desayuno y por supuesto le llame a mi madre para ver como estaba, tenía días sin hablar con ella.

No sabía si vería a Michael el día de hoy aunque claro yo lo deseaba tremendamente, pensaba esto mientras me agarraba un mechón de mi cabello enroscándolo en uno de mis dedos y me mordía el labio inferior. No pasó mucho tiempo cuando sonó el teléfono, -podría ser Michael.

-¿Hola?, contesté rápidamente.

- Elizabeth, debemos vernos pronto, me decía una voz muy apresurada.

- ¿Quién eres? –no lograba saber de quién era la voz.

- Soy Mario, debemos hablar enseguida, tengo cierta información que te compromete, nos vemos en el parque que está en la 33 y la Avenida Lincoln, en media hora, por favor.

-Dios, ¿qué puede ser? (Pensaba) ahí nos vemos –le dije- colgué. Agarre mis llaves y salí.

En menos de media hora ya me encontraba en el parque, Mario me alcanzó y nos sentamos en una banca.

-Mario, me asustas, ¿qué sucede? Lo mire con gran preocupación.

-Mira esto Elizabeth- y sacando un sobre grande lo abrió y saco varias fotos, eran de Michael y de mí en la fiesta. (sabía que era Mario en la fiesta.)

-Pero, ¿qué vas a hacer con ellas? , ¿las piensas publicar?. Lo miraba con cierta angustia.

Sin contestarme Mario me miraba tristemente, solo atinó a decirme-¿lo quieres a él Elizabeth?-
 El momento de hablar con él había llegado y respirando profundamente le dije

- Sí, quiero a Michael con todo mi corazón, ya no sabría que hacer sin él.

A Mario se le rasaron los ojos, sacó un encendedor de su bolsillo y empezó a quemar las fotos, y también los negativos, poco a poco se fueron consumiendo. Momentos después me dijo, con un leve quebranto en su voz.

-Ayer entré a la fiesta estaba disfrazado de mesero, quería tomar buenas fotos, vi a Michael Jackson acompañado y no quise perderme de esa buena nota, después me di cuenta que eras tú la acompañante, te veías tan feliz con él, note que me habías visto y desaparecí por la cocina.

Me dio tiempo de meditar que aunque era la noticia del momento y que me hubieran pagado muy bien, la verdad no quiero eso porque te aprecio más, yo te quiero Elizabeth y hubiera deseado que me quisieras a mí, pero prefiero tenerte como amiga a no tenerte de ningún modo, te prometo que por mí no lo sabrán- (se volteo un poco para que no lo viera quebrantarse más, no podía hacer nada por él, mi corazón ya era de otro y de alguien muy especial).

-Mario, le dije -Por supuesto que podemos ser amigos y lo que acabas de hacer con las fotos demuestra que me aprecias y te lo agradezco mucho, de verdad.

-Elizabeth, algo más –me expresó- te prometo que no seguiré cazando nunca más a Michael Jackson, seré un periodista menos tras él, deseo que seas feliz y bueno siempre hay mas artistas que perseguir, -termino bromeando-.

Lo que Mario acababa de hacer fue un gesto muy noble, esperaba que se repusiera pronto de no haberle podido corresponder

Nos despedimos y regresé a mi departamento, al ir metiendo la llave para ingresar, mi teléfono replicaba.

Corrí nuevamente.

-¿Hola? -Contesté-.

-Linda, me alegra encontrarte
Era Michael con el timbre de voz más dulce, no hice más que sentir ciertas mariposas en mi estomago

- Michael, me da tanto gusto oírte, ¿cómo estás?

- Extrañándote todo el día, quisiera invitarte a comer, ¿puedo pasar por ti?

- Yo también no dejo de pensar en ti y me encantaría ir contigo a comer, ¿qué tienes planeado?

- Vamos a comer lo que tú quieras, deseo consentirte el día de hoy.

- Que dulce eres Michael, pues… ¿qué te parece un par de pizzas?

- Me parece perfecto y conozco el mejor lugar, ya no espero el momento para verte linda, en 20 minutos estoy ahí. Al colgar era increíble volverlo a ver tan pronto, me dispuse a ponerme lo más bonita que fuera posible, debía aprovechar cada momento que pudiera pasar con él, no me importaba en donde nos viéramos, me encantaba platicar con él tenemos mucho en común. Lo que no imaginaba eran las dimensiones que la palabra “pizza” tomaría en el vocabulario de Michael, siempre listo para sorprenderme, lo quiero demasiado.

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