CAP. 22

Salí al jardín, el cielo estaba despejado, las estrellas brillaban en todo su esplendor, no había nadie a los alrededores pero alcanzaba a escuchar la melodía que salía de la fiesta, miré hacia el frente y el viento empezó a soplar, sentí un poco de frio por lo que crucé mis brazos y los estreche fuertemente hacia mi pecho.

Sin premeditarlo sentí como alguien depositaba una chaqueta sobre mis hombros, giré y note felizmente que era Michael.

Michael tomó mis brazos con sus manos y los masajeo.

-¿Tienes frio? -me preguntó

- No, ahora que estas aquí ya no.-respondí.
Y él me sonrió

-No veía el momento de salir de ahí –me replicaba-, te busqué y al no verte, presentí que estarías aquí y me alegra que lo hayas hecho.

- ¿y por qué te alegra? – lo miré curiosa.

- Porque por fin estamos solos.
Le sonreí

Se acercó lentamente a mí, mirándome fijamente y tomándome de ambas manos, lo noté diferente, mi corazón lo entendió pues empezó a latir más rápido y me sentí nerviosa.

-Quiero ser sincero contigo Elizabeth como siempre lo hemos sido, no sé que pienses de mí pero no deseo seducirte

-Entonces Michael, ¿Qué deseas?

-Deseo enamorarte

Ya no necesitaba más la chaqueta, su calidez me había desprendido totalmente del frío, su mirada fija en la mía se encontraba resplandeciente y con eso basto para contener mi aliento, detener el mundo un instante y apoderarse totalmente de mí, así era de intensa su mirada. Michael se encontraba completamente seguro de lo que estaba a punto de hacer, era yo la que seguía temblando como una pequeña hoja al viento.

Su mano se movió hacía mi mejilla tocándola delicadamente y con su otra mano en mi cintura me acercó hacia su cuerpo, entreabrió ligeramente la boca y humedeció sus labios, cerré los ojos al percibir su tibio aliento en mi cara, y finalmente sus labios se posaron en los míos, los nervios me abandonaron, toda mi piel reacciono, mis sentidos se agudizaron, escuchaba su corazón y también el mío que parecía querer salir de mi pecho, tocaba tiernamente con mis manos su cabello y la piel de su cuello y rostro.

Sus labios acariciaban los míos y el roce de su lengua era néctar puro.

Todo mi cuerpo vibraba como si estuviera bailando al compás de la más bella melodía, la de él.
Después Michael se alejo un poco y yo no podía abrir los ojos, no quería hacerlo, pero los abrí lentamente y me di cuenta que ya no era él mismo, su mirada había cambiado, era más intensa, y esa chispa que fulguraban de sus ojos eran solo para mí y él no podía parar de verme ni yo a él.

Entonces Michael levanto la mano y me preguntó si deseaba bailar.
Le mostré la mejor de mis sonrisas y posé mi mano sobre la de él, y al compás de una lenta melodía empezamos a bailar, no solo bailábamos la canción que surgía del recinto, sino también lo hacíamos al ritmo de nuestros corazones, era nuestra propia melodía.

Con mi rostro cerca de su cuello podía exhalar la más exuberante fragancia que emanaba de él. Entonces tomó mi rostro entre sus manos y entre susurros me dijo:

-¿Te quedaras conmigo?

- Siempre estaré contigo, y ¿tú, también lo harás? (le pregunté)

-Pero si lo estoy desde el primer día que te vi linda.


Ya no teníamos intenciones de regresar a la fiesta, era nuestra noche, por primera vez estábamos completamente solos y la íbamos a disfrutar.

Y envueltos en el manto de la noche y bajo el cobijo brillante de las estrellas, sellábamos la velada con otro intenso beso, más largo aún y muy íntimo.





"Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!"
Autor: Pablo Neruda

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“Imaginando besarte así, es un sueño que se cumple en la soledad de la fantasía, en la esquina de los recuerdos falsos.

Imaginando besarte así, es una sensación de desahogo, vulnerabilidad sentimental, inconsistencia real.

Imaginando besarte así, se materializa vivo, solo en mi ser, viviendo en el brillo de una lágrima, solamente ahí, por siempre”
Autor: Liz