“Aquel día decidí cambiar muchas cosas
Aquel día comprendí que los sueños
Son solamente para hacerse realidad,
Desde aquel día ya no duermo para descansar
Ahora solamente duermo para soñar”

Walt Disney


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CAP. 32

sábado, 19 de junio de 2010


Una fragancia aunque tenue, se percibía exquisita en mi olfato y junto con la luz y el calor del sol que entraban a la sala me hicieron despertar, lentamente abrí los ojos, mi cabeza descansaba apaciblemente aún en su pecho, al subir la mirada a buscarlo, me encontré con que él ya me observaba.

-Buenos días linda, te ves muy bonita esta mañana.
Me sonreía.

-Bueno días-. Le dije devolviéndole la sonrisa.- No te burles, estarás muy enamorado para verme bonita recién despierto-.
Me cubrí con la cobija

Él río estrepitosamente.

-No, en serio, es la verdad. Y sí, estoy enamorado.

Saque la cabeza de la cobija.

-Pues tu si estas realmente perfecto a todas horas.
Tomó mi mejilla y me besó.

-¿Qué quieres desayunar?. Parecía muy decidido

-¿Vas a preparar el desayuno? lo mire sorprendida

-Claro, ya verás que buen cocinero soy. Veré lo que tienes en la cocina y preparare algo.
Esa oferta no la podía rechazar.

De verdad que no podía pensar en alguien más perfecto que él, lo tomé de la cabeza con mis manos, mientras me incorporaba un poco, y le di un beso apasionado, como para dejarlo sin aliento. Me separé un poco y lo vi a los ojos.

-Bien, entonces me voy a bañar.

Al quererme parar del sillón, él me tomaba por la cintura jalándome hacia él, sin darme oportunidad de pararme, al caer de nuevo en sus brazos, buscó mi boca y hubo un juego de besos y caricias suaves en el sillón, hasta que empezamos a hacernos cosquillas.

-Bien, tú ganas-. Reía fuertemente Michael, mientras se caía del sillón, me encantaba hacerlo reír, siempre era la ganadora en el juego de las cosquillas.

Le di algunas indicaciones de donde estaban las cosas en mi cocina, no era grande así que todo estaba a la vista.

-¿Seguro no quieres que te ayude?. Le dije no muy convencida de lo que iba a hacer.

-No linda, yo lo hare.

Me metí a bañar y el aroma de la cocina empezó a hacerse notar, tenía curiosidad de saber que estaba preparando. Trate de cambiarme rápido, lo bueno que este día no había apuro de tener que llegar a los trabajos, podía tomarme un par de horas más.

Al salir, miré hacia la mesa, había dos platos con un par de huevos estrellados, bastante estrellados, un par de vasos de leche con chocolate, y aparte Michael estaba preparando ¿masa?.

-Hola, esto se ve rico, ¿Qué mas haces? ¿hot cakes?. Le decía mirando estupefacta como daba vueltas con una cuchara de plástico en un recipiente con el preparado.

-No, quise hacer galletas, mi abuela solía hacer este tipo de galletas, es una receta muy fácil aunque es la primera vez que las preparo. Me lo explicaba sin dejar de mirar el refractario y sacando un poco su lengua del esfuerzo que hacía para batir con la mano.

-Te faltó un poco de harina. exclame muy seria.

-¿Cómo lo sabes?, ¿falta mucha harina?.. dejó de batir y me miro curioso.

-Si ahi-. Le decía mientras agarraba un poco de harina con la mano y se la tiraba a la cara.

Michael aguantaba la risa, apretando los labios, dejo a un lado el molde con la masa. Puso las manos en la cintura.

-Bien, me has declarado la guerra-. Estallamos de risa.

Yo agarre los huevos que pude y la bolsa de azúcar, y me atrincheré detrás del sillón, Michael se quedo en la cocina, con la bolsa de harina y más huevos.

No veía que pasara nada, asome un poco la cabeza por un lado del sillón a ver qué sucedía y un huevo se estampo en mi cabeza..
De seguro que tantas guerras de globos con agua en neverland lo habían hecho un buen tirador.

Le aventé un huevo y le alcance a pegar en un brazo, antes de que se agachara.

-¡Ríndete Elizabeth! soy el mejor en esto. Se escuchaba su risa, no me animaba a asomarme.

-¡Jamás!. Le gritaba con la esperanza de ganarle.

-Tomé fuerza y asome la cabeza por el otro lado del sillón, y otro huevo se estampo en mi hombro-. Era muy bueno en esto, pero no me iba a rendir. Lo vi agacharse otra vez, así que corrí hacía él tratando de sorprenderlo, de un brinco me le abalance en su espalda.

-¡Es trampa!, me decía mientras me hacía girar en su eje, le estampe dos huevos más y le avente el contenido de la bolsa de azúcar. Me sentía triunfadora. Michael se acercó al sillón llevándome en su espalda, y en un movimiento enérgico me deposito en el, me rompió otro huevo en la frente y me aventó harina. Me dolía el estomago de tanto reírme, él se aventó al piso a seguir riendo.

-¡Esta bien, tú ganas! ¡Pido tregua!.. le gritaba en son de paz.

Se acercó y nos besamos, besos con sabor a harina, azúcar y huevos, nunca supieron mejor.

-ven linda-.Me cargó en sus brazos hasta la mesa. Se sentó a un lado de mí, nos limpiamos un poco el rostro y por fin desayunamos.
 El teléfono sonó, fui a contestar.

-Michael es Frank.- Michael tomó el teléfono y al colgar me miró triste.

-Van a pasar por mí en media hora, debo regresar a las Vegas, lo siento Elizabeth.

-Está bien, yo lo entiendo-. Le mire comprensivamente.

-Pero este fin de semana te tengo una sorpresa, vendré por ti.- su rostro se ilumino de felicidad.

-Me encantan tus sorpresas, yo esperare. Michael se tenía que bañar, le preste la playera más grande que tenía y el pantalón de pants más grande que tuviera, los deje sobre mi cama, mientras metia la masa de galletas al horno, cuando salió del baño no pude evitar echar una mirada, tenía sólo la toalla amarrada a la cintura, me dejaba con el corazón palpitante.
Me sonroje un poco.

Ya solo quedaba bañarme de nuevo, escuché unos ruidos, abrí la puerta del baño asome la cabeza y él estaba haciendo unos movimientos en mi sala como ensayando y cantaba en voz baja, escuche con atención y era “remember the time”. Sonreí, cerré la puerta despacio y termine de cambiarme. Al salir Michael traía la escoba en la mano, barriendo la harina y azúcar. Ya había sacado las galletas del horno.. de verdad que sabían muy bien..

-No Michael, no te preocupes, yo termino-. Le quite la escoba la deje a un lado y los dos con el cabello mojado, nos miramos, se mordió el labio inferior, me encanta cuando lo hace, empezamos a besarnos cuando tocaron a la puerta. Era Bill, Michael se despidió pero prometimos vernos pronto.

Me vi sola de repente, arreglaría en mi casa lo que alcanzara para ir al periódico, sonó el teléfono de nuevo.

-¿Hola?, conteste rápidamente.

-Elizabeth, ¿Sabes lo que haces?.- de nuevo la voz gruesa y rasposa que no identificaba y colgó.

Me quedé sosteniendo el auricular en la mano, sentada en la sala. Pensando.

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