
Me encontraba frente a aquella puerta desgastada, advertí un leve escalofrío recorrer mi columna vertebral pero no me inmute proseguí y posé mi mano en el picaporte, comencé a girarlo lentamente.
Se escuchaba el crujir de la puerta al abrirse, no se había abierto por completo cuando alguien me jalo por la muñeca hacia el interior, cerró la puerta tras de mí y me golpeo con furia contra la pared, presionándome con fuerza hacia ella y una mano me tapaba la boca impidiéndome gritar. Mi corazón golpeaba fuertemente en mi pecho, mi cuerpo se estremecía, percibí al instante en mi rostro un sudor frío, así inmóvil levante la mirada para conocer a mi atacante.
-¿Me extrañabas Elizabeth? decía Sal, acercando su rostro a centímetros de mí.
Trate de voltear mi cara de lado lo más que pude.
-¿No te dije que no te acercaras a Michael?. Mira, lo retrasas en su trabajo, como hoy.
Lo miraba de reojo aterrada.
-¿Qué es esto que cuelga en tu pecho?.
Sal miraba mi cadena, levantó el corazón y leyó la inscripción.
-¿“My heart is yours forever”? qué estupidez.- dijo, soltando el dije de nuevo a mi cuello, mostrando una mirada iracunda. – si tú me prefirieras te daría todo lo que quisieras, deja a Michael y quédate conmigo.
Saco su lengua y la restregó por mi mejilla causándome asco, pero tenía que relajarme, si dejaba que el temor avanzara, estaría perdida.
-¡¿No te has dado cuenta que te deseo?!-.Golpeaba con la mano enérgicamente, en la pared a un lado de mi cabeza, pasando después su nariz por mi cabello aspirándolo profundamente.
-Si libero tu boca, ¿prometes no gritar?, decía esto mientras rozaba con sus dedos la orilla del escote de mi vestido.
Asentí con la cabeza. Quitó la mano lentamente, se separó un poco, dándome espacio, quise tomar un poco de seguridad, aunque mi corazón siguiera desbocado. Me mantuve en alerta observando su conducta y movimientos. Él caminaba de un lado a otro.
-¿Y Joanna? Le pregunte.
-Es una cabeza hueca, todo lo hace mal, me divierto con ella cuanto quiero pero no es como tú, eres más lista y bonita.
Quise seguirle el juego, tal vez así me daría oportunidad de pensar en algo.
-¿Y si tu y yo estuviéramos juntos, que pasaría con Michael?, le decía tratando de parecer que me estaba convenciendo.
-Harías con él lo que yo te dijera y diera permiso de hacer, aquello que Joanna no sabe y aún así sabría qué estás para mí. ¿Sabes? lo del hotel en las Vegas, yo le di cierta cantidad de dinero a la mucama para que dijera eso.
-Eres muy inteligente-. Le dije. Tratando de sonreír falsamente y levantando una de mis cejas. Me estaba dejando claro que él quería algo más de Michael que solo controlarlo, ¿Poder, fama, dinero?.
-Ven, acércate-. Dulcifique la voz y puse mi mano en su hombro, atrayéndolo hacía mí. Sal bajó la retaguardia, se encontraba con confianza, pensando que había logrado persuadirme. El ladeo la cabeza dispuesto a besarme, en cuanto lo tuve muy cerca, use mi rodilla, propinándole un fuerte golpe en sus partes nobles. Empujándolo lejos de mí. Antes de salir corriendo por la puerta, voltee a gritarle.
-¡Deja de molestarme y a Michael también!, ¡y ya no me estés llamando a mi casa, esas llamadas no tienen fin, deja de hacerlo!
Sal se incorporó un poco.
-¿Llamadas, estás loca?, yo no te he hecho ninguna llamada, mi estilo es más directo ¿o qué?, ¿quién te está siguiendo Elizabeth?. Se reía burlonamente.
Si no era él quien llamaba, ¿entonces quién?, no tenía tiempo de pensar más, me acerque de nuevo a él y le di una patada en el estomago del coraje que tenía por todo lo que había pasado.
-¡Pero esto no se queda así, sabrás de mí!-. me dijo, tratando de levantarme la voz.
Salí corriendo a buscar a Michael, debía venir, tenía que saberlo, salía despavorida del lugar, aún temblaba, mis piernas tambaleaban.
Oh no, estaban grabando. Me paré solo un momento mientras recuperaba la respiración y el control, aspiraba profundamente tratando de inhalar todo el aire posible. Michael pareció darse cuenta que algo andaba mal conmigo por lo que paró la filmación.
-¡Un receso!, les gritó
Corrió hacía mi, y me tomó por los brazos. Yo lo abracé con ganas de llorar.
-¿Qué te sucedió? ¿Estás bien? Te ves pálida. Me abrazaba fuertemente.
Voltee a mirarlo aún con la respiración pausada
-Es-que a-llá a-den-tro. Pronunciaba palabras en sílabas entrecortadas.
-Tranquila, dime ¿qué paso?, tomó mi rostro con sus manos y me miraba fijamente a los ojos con un semblante de preocupación, tratando de descifrar lo que estaba tratando de decirle.
-Es que Sal allá adentro, quiso hacer algo terrible conmigo. Le decía por fin teniendo más firmeza en mi respiración.
-¿Sal?, pero si Sal me hablo hace escasos 20 minutos desde Nueva York-. Me ponía una mirada desorientada en lo que acababa de decirle.
¿Pero cómo?. Pensé azorada y desorbitando mis ojos.
-Ven acompáñame rápido-. Lo llevé dentro de la edificación para que viera a mi atracador postrado en aquel cuarto, del dolor que le había ocasionado con mi golpe. Pero al llegar no había nadie, no había señas.
Nada que pudiera mostrarle.
Michael estaba contrariado queriendo ayudarme.
Un asistente entró en ese momento.
-Michael, te llama Sal de nuevo desde Nueva York, algo quiere comunicarte.
-Bien, allá voy.
Michael seguía muy preocupado por mí. Tenía una mano en su cintura y con la otra se frotaba la cabeza, mientras veía aquel cuarto solitario.
-Mira Linda, Sal esta en Nueva York desde ayer, pero te prometo algo, si él te incomoda de algún modo, no lo tendrás cerca nunca, yo me encargare. Espera, enseguida vuelvo.
Se fue a contestar la llamada desde “Nueva York”. Yo no tenía ninguna prueba para inculparlo, tenía que idear algo para descubrirlo. No se iba a salir con la suya. Me acerque a una pequeña ventana sucia que daba hacia la parte trasera del edificio y vi un pequeño carro rojo alejarse a toda velocidad.
Empuñe mis manos con un enojo total, fruncí las cejas.
Linda.- llegó Michael después de unos minutos-. –le pedí a mi chofer que te llevara de nuevo a tu departamento, quiero que estés más tranquila, en cuanto pueda iré a verte, ¿estás de acuerdo?, ¿quieres que alguien este contigo de mientras, le digo a Karen o a Janet?.
-No, estaré bien. Intente sonreír, me dio un cálido beso y me acompaño a la limousina. Él aún tenía muchas cosas que hacer.
Llegue a mi departamento, me metí a bañar, salí con mi bata puesta, prepare un té y ya listo me lo llevé al sillón para tomarlo tranquilamente, de repente el teléfono empezó a timbrar, le di un pequeño sorbo a mi bebida caliente, miré el aparato y lo dejé sonar
1 COMENTARIOS:
cual es el capitulo que sigue?
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