
Sujetaba fuertemente mi mano conduciendome veloz hacia la plazuela, mis pies chocaban con algunas piedras salientes del asfalto por la rapidez con la que íbamos. Michael no quería llegar tarde a lo que nos había sugerido aquel hombre, a la exhibición y posterior concurso de baile que se iban a efectuar en ese momento, ¿de qué danza se trataba?
El insuperable tango.
En menos de cinco minutos nos encontramos sentados en primera fila para deleitarnos de tan exquisitos movimientos que estaban a punto de desfilar por nuestros ojos. Un grupo de parejas se acomodaban en la pista, tenían una personalidad elegante, los primeros compases no se hicieron esperar, lo que a continuación disfrute era algo totalmente delirante, estéticamente bello dentro de un juego de sensualidad que caracterizaba su baile estupendamente logrado. Voltee a ver a Michael quien también se mostraba estupefacto pero observándolo bien también parecía estar estudiando cada movimiento, muy concentrado, al terminar la primera pieza, Michael se paró.
-Espérame un momento-. Marchó rápido de ahí.
-Está bien-. No pregunte más, continué observando la magnífica exhibición.
Momentos después Michael aparecía con un par de números “23” en calcomanía en sus manos.
-¿Y eso?-. Pregunte boquiabierta.
-Ya estamos inscritos para el concurso de tango, solo hay que pegarnos estos números en la espalda.
-¿Cómo?, pero ¿sabes bailar tango?-. Tenía una mano en mi boca para ocultar un poco mi asombro.
-Es fácil lo acabo de aprender, estaremos bien, nos divertiremos.
Estaba más que atónita con la facilidad con que acababa de instruirse solo de observarlos, él se llevaba todos mis respetos y mi gran admiración, ahora me preocupaba.. yo.
Sólo había visto el tango en la televisión, pero verlo tan confiado y relajado me di cuenta que tenía al mejor guía de baile del mundo. Así que decidí confiar y dejarme llevar. Llamaron a la pista a los concursantes, sumábamos cerca de 25 parejas. Michael acomodo la postura acercándome a su cuerpo, él no titubeaba, alzó la vista quedándose incrustada en mi mirada, la melodía comenzó y noté la fluidez que él proyectaba en el baile, yo trataba de interpretarlo de la mejor manera posible, me conducía hábilmente dando pasos dobles, giros con quebradas, boleo, las tijeras, media luna, pasos que expresábamos en nuestras figuras y movimientos, se sentía fluir erotismo cada vez que acariciábamos el piso entre cada abrazo y cambio de posición. Parecía que él lo hubiera bailado por años, era magnifisciencia total en cada paso controlado que efectuaba.
Tres parejas de baile fueron descalificadas justamente por detenerse a contemplarnos. En las últimas notas de la melodía, Michael acaricio mi pierna levantándola y abrazándola por mi muslo, sujetaba mi nuca con la otra mano quedando nuestras miradas y alientos inmersos, así terminábamos .
Toda la canción me pareció que no había nadie más solo nosotros, desperté del hechizo al escuchar los aplausos y la gritadería del público. Descansamos, listos para la siguiente canción, en tres piezas habían descalificado a 19 parejas, solo quedábamos seis para el baile final. Antes de entrar de nuevo Michael me tomó de la mano.
-No necesitamos continuar, yo ya siento que gane-.
-Tienes razón no hay mejor premio que lo que hemos vivido hoy.
Levantó mi mano depositando un dulce beso en ella. Justo cuando nos marchábamos nos alcanzó uno de los jurados.
-Esperen, ¿Por qué se fueron? Eran los favoritos, pero aunque no bailaron la última pieza les queremos dar este trofeo conmemorativo, de verdad queríamos que ustedes ganaran.
Nos sentimos muy halagados.
Agradecimos y en el camino lo mire, se veía pleno y que igual no necesitaba disfrazarse mucho, este era un pueblo tan tranquilo que tal vez no llegarían a pensar que él mismo Michael Jackson andaba por aquí.
Nos estábamos divirtiendo tanto, que llegaba la hora de ir a rentar los caballos, aún debíamos descifrar como llegar a las cabañas.
Don Matías fue muy amable en rentarnos dos caballos, aunque traíamos un mapa, nos dieron indicaciones de caminos y veredas hasta el lugar.
Al instante de montar en nuestros caballos nos acomodamos a la par uno con otro.
-¿Vemos quien gana en llegar?-. Ya estaba lista.
-Prepárate a perder Elizabeth-.
En un golpe de grito los caballos salieron desaforados, todo el camino íbamos a la par, el viento golpeaba fuerte en nuestros rostros.
-¡Espera!.- le grite, paré el caballo y me acerque a la orilla de un risco para ver como se ocultaba el sol, Michael se detuvo también y se acercó a mi lado.
Los tonos rojos, naranjas, amarillos que pintaban el cielo eran maravillosos, la naturaleza lo creaba. Estábamos ahí inundando nuestros ojos de aquel inmejorable arte natural.
Aspirábamos el aroma de los árboles y las flores que estaban a nuestro alrededor. Michael era libre, era dueño completamente de sus decisiones, así como lo que continuaría en su vida por estos días, me tomó de la mano hasta que el sol terminó por ocultarse.
Lo siguiente fue irnos cabalgando lentamente, platicando, riendo, disfrutando, por fin llegamos y buscamos al encargado de las cabañas.
-Tienen suerte muchachos, solo queda una cabaña, pero le faltan ciertas comodidades-.
-Lo tomamos-. Se adelantó Michael a decirle.
Llegamos a la cabaña que era la más alejada de todas, no tenía camas, solo un par de hamacas, tenía un baño sencillo, para bañarse había que llenar una tina amplia que estaba ahí. No había luz eléctrica por lo que prendimos unas velas que se encontraban en la mesa de madera.
Él estaba exaltado con todo, dando pasos dentro de la cabaña, admirando las imperfecciones, con una enorme sonrisa en el rostro. Se quitó el disfraz que cubría su rostro.
Me daba cuenta que desde que entramos a la cabaña Michael se encontraba alejado de mí, di pasos hacia él, pero se apartaba, no había modo de que me mirara o permitiera que lo tocara, así tan repentino.
-¿Pasa algo?-. Estaba ofuscada.
-Nada Elizabeth, todo está bien-. No sé qué sucedía, seguía sin mirarme.
-¿Me puedes decir que sucede?-. Insistí.
No me contestó.
Resople.
Agarré una cobija que se encontraba dentro de un ropero.
-Michael, te veo después.-le dije molesta, salí de ahí, camine, no sabía que pensar de su actitud. La luz de la luna iluminaba el sendero.
Escuche el ruido de una cascada y me dirigí hacia allá.
2 COMENTARIOS:
Hola!!!
muy buen capitulo amiga aunque me molesto que todo le pasa pobre Elizabeth, pero a ver que pasa en el sig. cap.
amiga sigue escribiendo!!!!
saludos
Tania PYT
hola liz
soy seguidora de tu flog
que emocion!!!!
me encanta tanto como tu fotolog
bueno estoy esperando ansiosa el siguiente capitulo ´
te quiero muchisimo
gracias x ser mi amiga
un fuerte abrazo
que bella novela
no me cansare de decirtelo
bye
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