CAP. 55

30 de Agosto de 1992

¿Les ha sucedido que cuando miran impacientes el reloj,las manecillas parecieran no dar señales de movimiento?
Así me encontraba, impaciente, caminando de un lado a otro en mi departamento después de la llamada de Michael para avisarme que su chofer pasaría por mí para llevarme a Neverland a las 7:00 pm.

7:13 pm-. La limousina había llegado.

-El vuelo del Sr. Jackson aún no aterriza, pero él espera llegar durante el transcurso de la noche o de la madrugada-. Fueron las palabras del amable chofer mientras era conducida al rancho, estar presente en su casa y recibirlo era lo que más deseaba, volver a verlo y abrazarlo.

No dejaba de sonreír, cuando las rejas principales se abrieron y note que de nuevo regresaba aquí, en este mágico lugar y que al día siguiente anunciaríamos formalmente nuestro compromiso matrimonial a nuestras personas más allegadas.
Fui muy bien recibida y con una cena maravillosa, pero sin él no se disfrutaba igual.

-Señorita Porter, su cuarto ya está listo por si desea dormir-. Voltee a ver a la mucama agradeciéndole sus atenciones.

Aún no estaba lista para dormir, no quería hacerlo, salí a caminar por los jardines, deteniéndome cerca del lago con la luna reflejada en él, donde lo conocí recordando cada momento junto a él.
Camine lentamente de nuevo al interior de la casa, me senté enfrente de la chimenea para esperarlo, pensando en lo afortunada que era. Si la vida es música, entonces cántala, con este pensamiento positivo cerré los ojos involuntariamente, irrumpida por el sueño.


31 de Agosto de 1992

Seda suave entre mis manos, fragancia sutil, calidez rodeando mi cuerpo.
Desperté.
Me ví en su cama. Debió haberme traído cuando llegó.
Encontrándose acostado detrás de mí y envuelta entre sus brazos.
Suspire con emoción.
Giré por completo suavemente, para estar frente a él.
Estaba plácidamente dormido.
Miré las líneas de su rostro detenidamente.
Y finalmente abrió los ojos.

Entre susurros hablamos.
-Te extrañe-.
-Yo más, lejos de ti la vida no tiene mucho sentido linda-.

Con sus manos en mi espalda, acortó el poco espacio que había entre nosotros, atrayéndome hacia él, sintiendo su cuerpo presionando el mío.
Acariciándonos con ternura, sin soltar las miradas, tomo mi barbilla con sus dedos, acercándome a sus labios, con sabor a caramelo, a miel traído del edén. Revolvíamos las sabanas, despeinándonos, besándonos enamorados, llenando más páginas en nuestro libro del amor.

Justo cuando intentaba sacarle la camisa.
Tocaron a la puerta.
-¿Sr. Jackson? Disculpe pero el desayuno ya está listo.
-Gracias.

Sonreímos besándonos nuevamente.
-No quiero que termine este momento.
-Yo tampoco-. Concluimos en otro beso.

En un fuerte resoplido nos levantamos, teníamos una fiesta pendiente por organizar.
Desayunando Michael se acercó para decirme.
-Celebremos la boda en Octubre-.
Levante las comisuras de mis labios.
-Estoy de acuerdo-. De repente mi rostro cambio a tristeza-. –Debo hablarte de tu padre.
Comenté de mi reunión con Joseph, con mi plática noté a Michael apenado pero no sorprendido.
-No te preocupes, él no va a venir, no quiso hacerlo.
-Y ¿Sal?-.
-Tampoco, te dije una vez que si estabas incomoda cerca de él, entonces trataría de mantenerlo lo más lejos de ti.
Reí de alivio.

-¿Irías conmigo a continuar la gira por unos días?, mañana nos iríamos.
-Claro que si, contigo hasta el fin del mundo.

-Así me gusta verlos-. Entró Janet-. Solo les deseo felicidad, pero debo robarme al novio un par de horas.
-¿Adonde van, puedo ir?-. Estaba intrigada.
-Es mejor que nos esperes linda, vamos a ir por mi madre y por una sorpresa especial que tengo para ti, no tardaremos, quiero decirte que toda la servidumbre estará fuera de la casa, arreglando el jardín, ahí será la fiesta.

-¿Tu mamá y tus amigos vienen en camino Liz?-. Inquirió Janet.
-Si ella vendrá con Mario y con Lety y en un auto aparte Rosie y Alex.

Michael camino hacia el coche, noté como todos los demás salían, dejando la casa sola.

No sé por qué, pero sentí desesperación en ese momento.
Corrí a abrazarlo fuerte, no quería soltarlo. Mi corazón palpitaba angustiado.
Lo besé con intensa pasión, me tomó por la nuca.
Haciendo mi cabello suavemente a un lado, murmuró en mi oído.
-¿Te he dicho hoy que te amo?
-No aún no.- sonreí.
-Te amo.
-Yo te amo más.
-Estaré de regreso pronto, no te preocupes-. Lo vi sonreír, acomodarse sus lentes oscuros y como en una película en cámara lenta, sus rizos parecían volar lentamente por una ráfaga de aire que de pronto se dejo venir, entró en su transporte y volteando de nuevo a verme, agitó su mano despidiéndose.

Camine hacia la casa con los brazos cruzados, pensando en cómo iba a arreglarme.
El viento sopló con más fuerza, revoloteando por completo mi cabello.
Levante la mirada hacia la puerta que seguía abierta.

Y un temor inexplicable me invadió.