CAP. 59

“Dicen que el más terrible de los sentimientos es el sentir que se ha perdido toda esperanza”

Y yo aún no estaba lista para llegar a esa idea derrotista.
Aún no.

Para lo que no estaba preparada era lo que me aconteció durante las dos primeras semanas.
Sin poder comer o dormir bien, enfermé y me débilite,no quería ni podía hacer nada.

Tampoco logre hablar con Mario, ya que él se vio en la necesidad de viajar por cuestiones laborales a cubrir ciertos reportajes y entre ellos continuar con la gira dangerous un par de semanas, que a estas alturas estaría en Barcelona.

Mis amigas Rosie y Lety siempre apoyándome, y yo sin poder decirles nada por más fuerte que era su insistencia.
Lo único que pedía era que no prendieran la televisión, o compraran el periódico. Verlo de este modo me haría desmoronarme más.

Mi madre no paraba de llamarme o hacerme visitas tratando de comprender porque había renunciado a casarme. Si tan solo pudiera darse cuenta que la decisión fue tomada lejos de mi control total.

Cierto día logre darme a la idea de algo que estaba dejando totalmente de lado.
Mi propia vida.

¿Pero qué estaba haciendo? La razón empezaba a hacerse presa de mi conciencia.
¿Y mis niños de la fundación? ¿También los iba a abandonar? ¿Y mi trabajo en el periódico?


No iba a recuperar lo perdido al estar en este papel de mártir y de víctima desconsolada postrada y encerrada entre las paredes de mi hogar, tenía que ponerme en movimiento.

De todos modos ¿Qué opciones tengo en este momento?, solo tratar de hacer algo por mí y levantarme.

Si, fue doloroso y fue duro lo que pasé y sufrí, lo sé, pero “la vida no va a esperar a que me levante, esta pasándome frente a mis ojos justo en este momento” .
Esta frase era mi favorita para tiempos desesperantes.

Y esa mañana salí a correr, tratando de buscar de nuevo sentido a todo, centrarme y enfocarme, con sentirme perdida no iba a lograr que Michael regresara. Tengo que buscar soluciones prácticas.

Dos meses habían pasado después de aquel suplicio, Mario no había llegado de su viaje, mandaba sus trabajos por correo, podía notar que los hombres que Sal había mandado aún me seguían, observando mis pasos.
Y nada aún del hombre misterioso.

Ese día llegué sin proponermelo más temprano de lo habitual al periódico.
-Elizabeth!
-Mario! Llegaste-. Él se encontraba recargado en el escritorio de Lety cuando lo vi.

Quería saberlo todo, lo que me pudiera contar de los días que siguió a Michael por un par de ciudades.

-El jefe te llama-. Lety sonrió.
Mi curiosidad debía esperar unos momentos más.

Subí, entrando a la oficina con cautela, pero un jefe amable se me mostro de pronto.

-Se que no has estado bien, te note muy triste y no quise presionarte con nada, pero últimamente te veo más recuperada y por eso pensé en ti para un trabajo, necesito que entrevistes al Sr. John Smiths.

- ¿Quién es él?-. Caminaba detrás de él, se movía continuamente por todo el lugar, hasta que se paró en seco.

-Es alguien muy influyente en la industria discográfica y dueño de algunas cadenas de restaurantes, estará en este edificio mañana-. Escribió una dirección en un papel y la acerco a mis manos-. –El te esperara.

Salí de ahí bastante agradecida por la confianza que se me había depositado. Mario no tardó en arrebatarme el papel al verme salir.
-Dime lo que viste y lo que te enteraste de Michael por favor.- No soportaba esa espera de saber.

Pero él estaba absorto con el papel.

-¿Mario?

-Uh? ah, Solo me dejaron tomarle fotos desde el público y áreas reservadas para la prensa, no pude verlo de cerca ni tan siquiera entrevistarlo, pero si me entere de algo.

Se quedo un momento estático.

-Basta, me dejas en suspenso ¿de qué?-.

-Qué Michael va a asistir a este mismo lugar que vas a ir mañana también, te lo iba a decir, pero debe ser cosa del destino, lo más probable es que te lo encuentres.

Sentí colosales mariposas en mi estomago revoloteando rebeldes sin parar.
Ansiaba verlo, pero y si me ve ¿Qué pasará?, y esos hombres que me persiguen se darán cuenta si me acerco demasiado a él y no quería poner en peligro a los demás ni a Michael.

Tremendo embrollo.

Solo di un par de pasos mirando hacia abajo para que mi cara se iluminara como nunca.
-Mario tengo un plan, mañana necesito que llegues con Lety temprano a mi departamento.

-¿Qué vas a hacer?

-Ya lo veras-. Y después de dos meses pude esbozar una sonrisa.


Tambien dicen:
“que el amor no entiende de motivos ni de razones”

Pero deseo refutar a esto diciendo, que el amor entiende perfectamente sus motivos y sus razones y yo era guiada por ellos.