CAP. 73

En medio de aquella fastuosa convivencia, me dirigí hacia la casa a retocarme el peinado y maquillaje, Michael lo había visto jugando con Mac y con Kieran, tanta gente lo incomodaban un poco, era más libre de este modo, haciendo lo que le gusta.
Yo solo sonreía con verlo feliz.

Al adentrarme en la enorme casa esta se encontraba sola, a pesar de que los pasillos y las habitaciones eran iluminados por la luz del sol, no estaba tranquila, caminaba inconforme sintiendo inesperadamente unos pasos tras de mí.

Se me vino a la mente aquel verdugo que de repente había perdido de vista.
No deseaba voltear, me he visto en situaciones así y no he salido bien librada.

Entre a una habitación y espere,dejé pasar unos minutos y al no escuchar nada más intente salir, pero unos brazos desde mi espalda me tomaron por la cintura.
Contuve el aliento pero no por mucho tiempo, conocía el tacto de esas manos.

Michael. Exhalé aliviada.

Cerré los ojos al percibir su aliento tan cerca.
Sus manos subían suavemente por el contorno de mi corsé, deslizándose por las costuras que sostenían la prenda ceñida a mis curvas, sentí sus labios acariciar mi cuello y mis hombros, deslizándolos suavemente por la piel que sobresalía del vestido.

Estremecía como siempre a su contacto, junte mis manos en un puño, abrí la mirada y en voz baja argumenté.

-Mi señor, debería guardar las formas, no es propio de su majestad, perder el decoro tan repentinamente en medio de semejante festín-. Trate de sonar seria, reteniendo apenas una ligera risa.

Michael se sorprendió,aquella expresión que realicé con aquel coloquial lenguaje de época lo invitó a reirse, así que solo atinó a colocarse delante de mí y hacer una reverencia.

-Mi señora-. Recalcó entre risas-. – Pero no será por mucho tiempo, suelo ser impaciente.

-Lo que usted ordene, no puedo más que obedecerlo-. Agache la cabeza en señal de respeto, continuando con la broma.

Alejé unos pasos y con su brazo que estiró de pronto frente a mí, impedía mi salida.

-Quisiera besarla mi lady-.
Me aparte un poco.

-Lo siento señor, no debe ser-. Reía junto con él, tratando de levantar un poco semejante vestido, para dar pasos apresurados al notar que me perseguía.

-¡Lady Elizabeth, espera!-.
Logró alcanzarme y detenerme en el pasillo, recargada sobre la pared, aprisionada frente a él, sus manos las colocó sobre el muro, una a cada lado, impidiéndome escapar.

Finalmente sin miramientos lograba besarme, dulce y fresco sobre mis labios, tocabá con suavidad su mentón entre mis dedos.

Eran los deseos del rey, ¿que podría hacer contra grato mandato?
Solo ponerme a sus órdenes con sumo placer.

Acariciaba su cabello y sus mejillas, y con una sola mano firme en mi espalda me acercó hacía él, sintiendo que podría desvanecerme en medio de su hechizo.

Tomados de las manos salimos directamente hacia el jardín con el resto de los invitados. Entre juegos, bailes y comidas, el ocaso comenzaba a pintar de colores dorados el cielo, marcando la salida de cada invitado, el día había sido largo y solo pensábamos en dormir, Michael tenía llamado a una junta a las 7 de la mañana en los estudios de la Universal dentro de Los Ángeles.

Esa mañana llegábamos puntuales, como lo había prometido lo acompañaba, Janet sorpresivamente se encontraba en el lugar, fue agradable verla.

-Janet, que gusto verte, pero ¿Qué haces aquí?

-Liz, ¿recuerdas cuando dormíamos una noche en Neverland dentro de una tienda de campaña que deseaba hacer algún proyecto con Michael?

-Si-.

-Mi sueño se ha realizado, ¿ves este lugar? Aquí grabaremos uno de los videos más sorprendentes que te puedas imaginar.

La abracé de alegría.

-Por cierto Elizabeth, un hombre extraño vestido de verdugo en la fiesta de ayer me dio esta nota para ti.

-¿te dijo quien era?

-No, solo me la dio.

Con aquella nota en mis manos me temía lo peor.

-¿Elizabeth?-. uno de los asistente de Michael se acercaba rapidamente.

-¿Qué sucede?-. lo mire sin salir aún de mi asombro.

-Te buscan por teléfono-.

No quise dar mas tiempo a esto, así que corrí a contestar.

-¿hola?-.