CAP. 86

El camino daba paso frente a nuestros ojos para mirar como un manto de estrellas cubría este paraíso terrenal, algunos animales daban un paseo nocturno, iluminados por la luna llena tan enorme que parecía estar a punto de caer sobre nosotros, era majestuosa e hipnótica.

Michael tenía la mirada perdida por la ventana, con sus dedos sobre su mentón, se vislumbraba bastante pensativo.

Quise darle su espacio, pero me tomó por la cintura, acercándome a él, acercó su boca a mí oído y en voz baja me dijo.

-No te vayas nunca de mi lado, por favor no vuelvas a molestarte así y alejarte sin tratar de platicar y de arreglar las cosas.

Sonreí y lo observé.

-Está bien, trataré.

Besó mis labios con suavidad.

La noche se antojaba tranquila, nos detuvimos en un paraje en el cual se podía oler, y sentir la magia que solo este lugar era capaz de emanar, de colarse por nuestros huesos y hacernos parte de este magnifico lugar, parecíamos ser las únicas personas vivas en el mundo.
No había nadie más que nosotros y nuestros corazones palpitando al mismo tiempo.

Un aire fresco aventaba mi cabello por un lado, Michael mordió su labio, dio unos pasos hacia atrás y con ademán me invitaba a seguirlo, levante una ceja y pensé.

Este juego me va a encantar.

Michael corrió sin detenerse, yo hacía lo mismo tratando de alcanzarlo, él era tan rápido pero aún así trataba de no perderlo de vista, brincaba piedras y troncos, de repente él volteaba solo para cerciorarse que lo seguía, guiño un ojo y continuó la travesía.

De pronto, lo perdí.

Me vi sola sin saber a dónde caminar.

-¿Michael?

El canto de la voz de un ángel me hizo seguirlo, camine despacio siguiendo la melodía.

Al llegar al último arbusto, salí por un lado para quedar sorprendida ante lo que frente a mi se me mostraba,un camino hecho con pétalos y velas se abría frente a mis ojos y camine sobre ellas, Michael estaba hasta el final cantando “the lady in my life” solo para mí.

Antorchas de madera se acomodaban estratégicamente alrededor de una laguna que enmarcaba un paisaje perfecto, llenando de romance todo el ambiente.

Una mesa cubierta con un fino y elegante mantel blanco, esperaba por nosotros para una magnifica cena, acompañada de vino tinto.

No podía sentirme más féliz en ese momento.
Cenamos y platicamos alegremente, con toda la tranquilidad a nuestro alrededor.

Después tomo mi mano con dulzura, haciendome parar junto a él, acercó su cuerpo al mío, y con esa bella voz entonada, cantaba las canciones más románticas en mi oído, bailabamos lentamente con mi cabeza recostada en su hombro.

Una enorme hamaca era nuestro último destino de la noche.

Nos despojamos de nuestras ropas sin mesura, meciéndonos al cómpas de nuestros movimientos, rozábamos con los labios la tersura de nuestras pieles, enredando las lenguas, llenándonos de nosotros, saciándonos y acariciandonos cada centímetro, y besando cada poro de nuestras figuras.

El calor nos envolvía.

Conocía perfectamente los lugares de su cuerpo que lo hacían exclamar, el placer que le provocaba era mi deleite.
Y lo hacía de nuevo para escucharlo gemir.

Ardía entre sus manos, y con las piernas enlazadas, no dejábamos de mirarnos y de pedir mas del otro.

Nos amamos toda la noche, exclamando su nombre, sintiendo su dulzura y su pasión.

Con mi figura contra su cuerpo y con cada contoneo en él, le decía cuanto me importaba.

Llevando el mismo ritmo acelerado, gritábamos al mismo tiempo.
Sin poder dejar de besarnos.

Terminábamos abrazados, acostada sobre su pecho, escuchaba “te amos” de su boca, mientras me acariciaba hasta quedar dormida.
Meciendome en el compás de su amor.

Feliz de que el hombre a quien amo, me ama de la misma manera, dispuesto a estar conmigo y a entregarse sin miedos.

A la mañana siguiente no podía estar más contenta cuando regresamos a la mansión de Nayma, Zulema estaba de luna de miel, así que solo iríamos por nuestras cosas para regresar a Los Ángeles.

Michael no dejaba de abrazarme, no queríamos pero nos separaríamos por un par de horas y para encontrarnos después en el aeropuerto, por su seguridad debía pasar desapercibido lo mas que pudiera.

Corrí a mi cuarto para recoger cosas que hacían falta de llevarme, Janet me tomó por sorpresa cuando entró a saludarme.

-Te ves radiante.

-Lo sé, simplemente lo amo-. No podía dejar de sonreír.

-Hay algo en Los Ángeles , para ti, es una enorme sorpresa pero aún no debes saber que és.

Reía muy fuerte y le aventaba una almohada.

-Eres mala, jajaja deberías decirme.

-No puedo, es todo lo que sabrás, mi hermano ha puesto total dedicación en ello.
Me aventó la almohada de vuelta.

Estaba muy feliz, y decidí responder de nuevo agarrando la almohada.

Pero el piso de repente parecía moverse y las paredes daban vueltas.

Y me desmayé.

-¿Elizabeth?...
-----------------------------------------
¿Cómo estan?
quisiera disculparme por el retraso, han sido unos días difíciles que afortunadamente ya estan más tranquilos, he subido dos capitulos, disfrutenlos, y tratare de no tardarme.
Les mando un enorme abrazo, les deseo lo mejor..
Y gracias a sus votos la novela ganó tres premios, muchas gracias por su apoyo!!!
Porque esta es su novela y la escribo con mucho cariño.
Que esten bien!!
No dejen de comentar :)
Gracias!!