“Aquel día decidí cambiar muchas cosas
Aquel día comprendí que los sueños
Son solamente para hacerse realidad,
Desde aquel día ya no duermo para descansar
Ahora solamente duermo para soñar”

Walt Disney


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CAP. 96

lunes, 17 de septiembre de 2012



Me miró como solo él sabía hacerlo, ardiente, que deseaba.
Cuando me mira de esa manera, no hay forma humana de resistirse.
Mi cuerpo tirito al sentirse tan cerca al suyo.

Al igual que en el escenario, él sabía con certeza y seguridad lo que estaba haciendo, conocía el modo de desarmarme por completo.

Su ventaja es que no solo era irresistible y audaz, sino tierno y dulce también.
Conocía cada rincón de mi cuerpo encendido por él, y cada vez me sorprendía con más movimientos nuevos.

 No era fácil soportar este momento, cuando se movía lentamente hacía mí, provocándome sin tocarme aún. Quieta e inmóvil, a merced de él, y la ansiedad surgía en mi interior.

Michael. Susurre con delirio.
Deseaba sentirlo, y él lo hacía a su manera.

Se mordía el labio inferior, levantaba una ceja, y dejaba que mi impaciencia creciera más y más cada vez.
¿Lo deseaba?. Con todo mi ser.
Se acercó más aún y cerré los ojos. Fue apenas un roce de las yemas de sus dedos para hacer disparar mi libido a alturas increíbles, palpandome con delicadeza.

Maniobraba magistralmente con soltura sus manos sobre mí, deslizando la punta de su lengua fresca por los los lugares que el sabía encenderme.

 Quería que sintiera lo mismo que estaba experimentando, así que mis manos comenzaron a moverse por su piel, tan suave, con su aroma exquisito inconfundible.

 Súbitamente, sentí su ansiedad crecer. Su respiración se entrecortaba, me tomó por la nuca y al acercarse sentí su aliento tibio en mi rostro, por lo que deduje que le faltaría muy poco para besarme.
Presionó mis labios contra los suyos, acariciándolos, saboreándolos con un sabor excitado, del cual quería más.

La lentitud con la que comenzamos cambió y se convirtió en un arranque de delirio pasional, de deseo frenético, de poseernos.
Nos movíamos rítmicamente, amoldando su cuerpo al mio.
Chispas eléctricas nacían de nuestros poros, que desbordaban en este tiempo infinito que solo era nuestro. Exclamaciones de placer golpeaban, revoloteando en cada esquina del cuarto.

Gemidos que solo nosotros podíamos escuchar. El júbilo de nuestros cuerpos estallaban a nuestro roce. Nos golpeaba un calor asfixiante, indescriptible, gotas de sudor nos envolvían, enrededando nuestras piernas, y haciendo remolinos sobre las sábanas.
Gritos candenciosos que explotaban una y otra vez, hasta saciarnos por completo.

Después de la exaltación que acabábamos de experimentar, nos miramos largamente, su fuego se apago para dar paso a esa mirada inocente y dulce de la cual estaba habituada.
Acaricié su rostro.

Me dió un suave beso en la frente y murmuro
-Te amo Elizabeth.
-Te amo también, le respondí.

Y me acurruqué entre sus brazos, abrazándome con fuerza, sintiendo esa languidez que daba paso a la tranquilidad, nuestros corazones bajaron el ritmo lentamente hasta llegar a conciliar el sueño.

Descansando,estando en paz, en las penumbras de nuestra habitación.

-Toc, toc. Escuché a lo lejos pero fue muy tenue como para sacarnos por completo de nuestro mundo onírico.
-¡Toc! ¡Toc!
-¡Toc! ¡Toc! Hizo falta que tocaran varias veces para que me apartaran de esa tranquilidad que había logrado acaparar.

Me paré rápidamente, no quería que Michael despertara. Me puse una bata y abrí la puerta rápidamente.
No vi nadie y me asomé.

 Alcancé a ver una sombra que daba la vuelta en la esquina al final del pasillo. Y una carta estaba a mis pies. Estos papeles escritos ya me daban mala espina.

Tenía unas palabras escritas al frente:
“Para Elizabeth” 
“Abrirse a la brevedad” 

En realidad no quería abrirla, si era algo malo no quería pasar el resto de la noche con insomnio preocupada. Decidí esperar y la guarde en mi maleta.

Mañana regresaríamos a los Ángeles, aquí en París ya era imposible cumplir nuestro propósito, el de casarnos.

Suspiré.

No importaba, estábamos juntos, en algún momento se podía dar o tal vez no, el destino era caprichoso.
Me senté en la cama y lo miré dormir como cual bebé, dormía plácidamente.
Sonreí, lo rodee con mi brazo y dormí a su lado.

Al día siguiente y en un pestañeo estábamos en Los Ángeles nuevamente.
El trayecto tuvo un toque silencioso, fue pesado lo vivido en París, especialmente para Michael con aquellos empujones, rasguños y sobresaltos.

El silencio se interrumpio cuando Michael volteo a verme.
-Linda, tengo unas juntas muy importantes, no quisiera ir pero es necesario, ¿Quieres quedarte en Neverland?
Lo medite un momento.
-Ammm, no, mejor llévame a mi departamento, tengo algunas cosas pendientes también.
Coloque mi cabeza en su hombro y seguimos en dirección de mi casa.

Como siempre no nos queríamos separar, nos despedimos con unos besos intensos fuera de mi departamento.

Le pedí a Bill que lo llevara con cuidado, que llevaba un tesoro muy preciado a su cuidado.
Bill guiño el ojo.

Mi departamento necesitaba limpieza.
Uffff, pensé, tantos días sin andar por aquí era justo que limpiara a fondo.
El resto del día no supe nada de Michael.

Al día siguiente fui al periódico a ponerme al tanto en el trabajo. Y también a la fundación, di una visita para estar al corriente y saludar a los niños.

Los días pasaron de repente y de Michael no sabía nada aún.
Solo por las noticias me daba cuenta de sus pasos, que si andaba en Nueva York, que si andaba en Las Vegas, pero ni una llamada.

-Llamé a Janet pero no la encontré.
Estaba preocupada. ¿Se habrá olvidado de mí? Mi inseguridad salía a flote. No, claro que no, me respondía yo misma y reía.

Tres semanas habían transcurrido. Si no se nada de él al termino de este día iré a buscarlo como sea, pensé molesta.

Un momento, me dije. Y recordé aquella carta. ¿Y si esa carta tuviera algo que ver con lo que esta sucediendo? Fui a mi cuarto y abrí el cajón de ropa, ahí estaba, guardada, esperando ser abierta.

Razgué con cuidado la orilla de la parte de arriba.
Y el timbre del teléfono me interrumpió.

Por fin, será Michael, metí la carta en mi bolsa de mano y corrí a contestar.

-¿Diga?. Hable impaciente.
-Soy yo Elizabeth. Hizo una breve pausa y continuo. -El hombre misterioso.

Estaba cansada de tanto misterio. Así que proseguí con la llamada.

-Se que debo darte las gracias por tanto que has hecho por Michael y sobre todo por mí, pero yo…

-Estoy aquí. Me dijó aquel hombre tras la línea.

-¿Ehhhh?, Me quedé pasmada. -¿Cómo?.

-Aquí afuera, no te preocupes, te llamó desde un celular, a llegado el tiempo de encontrarnos cara a cara, solo ábreme.

Dejé caer el teléfono.
El corazón golpeaba frenéticamente contra mi pecho, ¿Por fin lo conoceré? ¿Quién será? Pensé en muchas personas.
Caminé lentamente hacia la puerta. Con pasos fijos y temerosos.

Un golpe impaciente en la puerta me aturdió.

-Toc, toc.

-Abreme Elizabeth, aquí estoy, es tiempo de que sepas quién soy.

Recordé todo lo que había hecho por mí y que no podría ser malo, así que ¿Porqué no abrirle y terminar el misterio y agradecerle por todo lo que ha hecho?

Cogí el picaporte y le di vuelta lentamente. Esperando encontrarme por fin con él.

Con el hombre misterioso.

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Muchas gracias a las personas que pasan por aquí, para salir un momento de la cotidianidad y adentrarse a un mundo de fantasía, de sueños e ilusión.
Espero lo disfruten y no olviden dejar un comentario, que me alienta y me ayuda a continuar con los 4 caps faltantes para llegar al final!! 
Que esten muy bien, les mando un enorme abrazo!!

6 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

aaahhhh!! me encantooo!! este capitulo...muchas gracias por continuar la novela, esperare con ansias el proximo cap...ya quiero saber quien es el hombre misteriosooo!! aunq tengo por ahi una idea loca de quien podría ser...jejeje ;)
Muchas gracias Liz!!
Summer <3

Anónimo dijo...

Vamos vamos! me tienes analizando un monton de posibilidades! quien es?!estuvo genial este capitulo!
porfa liz! espero muy muy pronto el siguiente:D!

saludos

Sabrina

L.B. Zegnen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
L.B. Zegnen dijo...

Hola, Liz. Es Lorena, de La Voz de Michael Jackson. Había dejado de pasar por tu blog desde noviembre del año pasado, pero por alguna extraña razón regresé para revisar tus actualizaciones y me encuentro con que has publicado cuatro capítulos de los cuales ya me puse al tanto. Por cierto, estuvo muy intrigante, pasional y romántico, de hecho me costó calificarlo porque no sabía por cual decidirme jeje. Desde luego me encantó la manera en cómo escogiste las palabras adecuadas para materializar la historia. En cuanto a los tres anteriores capítulos fueron estupendos al igual que este. Casi bailaba por todo mi cuarto cuando leí que me propuso (Elizabeth Porter) matrimonio. O cuando sugirió la exitante idea de escapar y casarnos en secreto cuando el molesto periódico amarillista The Fake había puesto a la luz parte de nuestra vida privada.
Debo agregar que elegiste muy bien el lugar donde nos casaríamos (Elizabeth y Michael), Waoo París, la ciudad del amor. Lástima que no pudo llevarse a cabo por la mala fortuna que se cruzó en nuestros caminos. Sinceramente no odié el hecho de ser rodeados por los fans o quizá paparazzi, lo que odié con toda mi alma fue que resultara lastimado físicamente de lo ocurrido. Y pues... también es justo y conveniente elogiar tu forma de relatar los momentos íntimos, la forma en que dispones los vocablos correctos para describir la escena, sin la necesidad de recurrir a lo vulgar, como he leído en otras novelas. Eso es lo que más aprecio de tus talentos como escritora.
Oye... Me dejaste intrigada con lo del hombre misterioso y la carta jajaja. Confío en que el siguiente capítulo estará lleno de sorpresas. Espero que Michael esté bien.
Y por último, no me quedan palabras para expresarte con puntos y comas lo mucho que me atrapas con estas historias, es decir, es como si secuestraras mi alma y me introdujeras en el cuerpo de la protagonista. Si existiera otra opción además de romántico, pasional o intriga para calificar estos capítulos yo les hubiera puesto un "No esperaba menos de ti. Perfecto" o "Mis calificaciones tienen ceros infinitos 1000000000...... para ti"
I Love u so much. Te extrañe mucho, God bless u.

Anónimo dijo...

¡Dios mío! Este capítulo fue como una montaña rusa de emociones sin fin. Mira que pasar de un placer tan inigualable como estar con Michael, a la angustia de una carta que sabrá Dios que intrigas tiene, luego no ver a Mike en tantos días, y para rematar, conocer de golpe al hombre misterioso :O
Mi querida Liz, me encanta la trama de la novela, sé que siempre te lo digo, pero es que de verdad me encanta :D. ¡Felicidades!.
Es una pena que éstos ya sean los últimos capítulos, pero bueno, como dice la canción, TODO TIENE SU FINAL :(

¡Saludos y un fuerte abrazo!

Anita

Unknown dijo...

AAAHHHH QUE.EMOCIOOOON !!! *0*

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