CAP. 97

                         

Asomé la cabeza y un rostro familiar se mostró ante mí. 

Alzó largas las comisuras hacia arriba, una sonrisa tímida surgió.

Crucé los brazos y chasquee la boca.

Estaba molesta.

-Michael, ¿qué juego es este?. Pronuncie seriamente.

 

Merecía una explicación.

-¿Eres tú el hombre misterioso?. Volteé la cara hacia otro lado y coloqué una mano en la cintura esperando respuesta.

 -Linda, no te enfades. Golpeaba sus nudillos, y aventaba la mirada hacia abajo apenado.-No, no soy el hombre misterioso. Murmuraba entre dientes.

-¿Qué dijiste Michael?. Volteé hacia él colérica.  

Le busqué la mirada y comencé a vociferar, moviendo mis manos frenéticamente.

Ahora Michael golpeaba suavemente las yemas de sus dedos entre sí, esperando el regaño.

-Michael Joseph Jackson, puedes explicarme ¿Porqué me dejaste plantada tres semanas? ¿Porqué no te encuentro en ningún sitio, ni a ti ni a Janet, a nadie, en persona o por teléfono? 

¿Porqué me llama ese famoso hombre misterioso que habra mi puerta y cuando lo hago te encuentro a ti? ¿Porqué... 

Me tapó la boca con una mano.

Me hecho unos inmensos ojos tiernos y con su tenue voz decía:

-Por favor Elizabeth, ven conmigo, todo tiene una explicación, ese hombre estaba aquí, yo lo traje, pero preferí que mejor hablaras con él en otro lado, porque hay muchas cosas que explicarte y que debes ver, ven conmigo linda.

El suelo tembló bajo mis pies, esa mirada era díficil de resistirse, pero no íba a ceder.

Di unos pasos atrás y me recargué en el marco de la puerta.

-No, aquí me lo vas a decir.

Linda, tenemos un asunto pendiente el día de hoy, ven conmigo, no quieras hacerlo por las malas.

¿Por las malas? Me sonó a reto. Crucé los brazos.

-Pues será a las malas Jackson.

Fruncí las cejas.

Michael también frunció las cejas y apretó los labios.

Él suele ser muy dulce, pero ya le conocía su lado retador, cuando él quiere, las cosas se hacen a su modo también. 

-¡Bill!, yuhuú. Gritó hacia el final del pasillo.

 Bill se dejó venir y de un solo movimiento me cargó en sus hombros.

-¿Qué es esto? ¡Bill bájame!-. Me llevaba a toda prisa por los pasillos bajando hacia la puerta de entrada.

La sra. Bridges salió de su departamento.

-¡Sra. Bridges, ayudeme, Michael Jackson me secuestra!-. Le grité a la pasada.

-Jajajaja, Elizabeth tú y tus juegos, si claro creeré que Michael Jackson te secuestra, saludame a tu mamá cuando la veas.

Se introdujo de nuevo a su departamento.

Michael chillaba entre risas, le parecía tan divertido, su carcajada hacia eco por todo el lugar. Seguro que para él era como estar en una película.

Así que me rendí y me dejé llevar por la situación.

Quería saber las cosas, así que me fuí tranquilizando poco a poco, al llegar al carro estaba en paz.

 

Ya dentro del carro, Michael me miró y con sus manos acariciaba mi cabello.

-¿Estás bien? dame una oportunidad de explicartelo todo, te extrañe mucho linda.

Yo también lo había extrañado, ¿para que hacerme la fuerte? así que me eche entre sus brazos, y sin saber porque comencé a llorar.

Sus largos dedos frescos recorrían mi mentón y mis mejillas.

-¿Te he dicho hoy que te amo?

Me estampaba un beso en mi cabeza

sonreí.

-No, aún no.

Me quité las lágrimas y levante la mirada,hasta verme reflejada en sus pupilas.

-Te amo.

Se acercó peligrosamente.

-Yo te amo más.

Posó sus labios sobre los míos, presionandolos suavemente, el mejor sabor del mundo.

Echó mi cabello hacia atrás y me acomodó entre su regazo.

No iba a preguntar más.

Esperaría hasta llegar adonde íbamos y que todas mis dudas por fin fueran respondidas.

Con el silencio y la comodidad que gozaba en ese momento, me quede dormida.

Abrazada a él.

-Liz-. Escuchaba una voz a lo lejos. -Despierta ya llegamos.

Abrí los ojos lentamente, me incorporé.

Habíamos llegado a ¿Neverland?

Michael me hizo el ademán que lo siguiera y me llevo cerca del lago.

Mientras caminabamos, observé más gente que de costumbre, caminaban presurosos de aquí para allá, saliendo de la casa y llevando cosas.

Michael me detuvo y me tomó por las manos.

Dió un largo suspiro.

-Elizabeth-. Mordisqueaba su labio y ponía un dedo en su mentón pensando como decirme las cosas.-Mira, yo.. suspiraba de  nuevo. - Dejé de hablarte y evite que me buscaras este tiempo porque quería despistar a la prensa, deseaba que nos dejaran en paz un rato, así que si no nos veían juntos íban a tomar alguna otra noticia novedosa para ellos y se olvidarían un poco de nosotros.

-Pero Michael...

-Espera, aún hay mas. Me interrumpió. - Hace unos días un hombre se puso en contacto conmigo, dijo ser el hombre misterioso y decidí hablar con él y conocerlo, saber quien nos ha ayudado en este tiempo, me llevé una sorpresa y creo que te tú tambien te la llevaras, así que ideamos un plan para ver el modo en que debíamos decirtelo, justo en este día.

Pestañee extrañada.

-¿Porqué precisamente hoy?. Musité

-Linda, porque hoy nos casaremos, aquí en Neverland.

Enmudecí, ¿Cómo? mi cabeza comenzaba a girar pero ahora todo tomaba forma.

Michael necesito tiempo para idear y calmar la situación, el conocía bastante bien la farándula y era la mejor opción que el encontró.

Me llevé las manos a la boca.

Grité emocionada y me abalancé a su cuello.

Me abrazó tan fuerte que quería estar así por siempre.

Feliz.

Y todas esas personas que íban de aqui para allá estaban, arreglando lo necesario para la boda.

-¿Pero mi vestido? ¿qué vamos a usar? 

-No te preocupes, Janet te espera en la casa de huéspedes con todo lo necesario y le pedí a Karen que te ayudara con el maquillaje y peinado.

Quería correr, brincar, dar vueltas.

Su mano me jaló a la realidad de nuevo.

-Elizabeth, hay alguien que quiero que conozcas, el hombre misterioso esta aquí y quiere verte.

Miré alrededor.

-¿Dónde está?.

Me tomó por la mano y me llevó a la casa de huéspedes, hizó salir a Janet y a Karen un momento.

Lo hacía todo tan serio que me preocupe.

 Esperamos unos minutos.

Y tocaron a la puerta.

Michael la abrió y entro un hombre, alto, robusto, y con aspecto nervioso.

Esa mirada parecía de pronto tan conocida para mí, pero ¿De dónde?

-Michael me acercó a él.

-Quiero que conozcas al hombre misterioso, Elizabeth, él es tú papá .

Shock.

Estaba en completo estado de shock.

-Los dejo platicar un momento, te esperare en el altar Liz.

-Michael..

Me abrazó nuevamente, estrechandome, dándome seguridad.

-Todo estará bien pequeña.

 Se paró en la puerta, me esbozó la mejor de sus sonrisas.

-Estare afuera por si necesitas algo.

Cerró la puerta tras de sí y me quede a solas con él.

Aquel hombre que nos abandonó a mi madre  y a mi cuando era pequeña, ahora ha hecho tanto bien. 

¿Cómo debería reaccionar?

Y solos, nos miramos fijamente, uno frente a otro.

Padre e hija.