“Aquel día decidí cambiar muchas cosas
Aquel día comprendí que los sueños
Son solamente para hacerse realidad,
Desde aquel día ya no duermo para descansar
Ahora solamente duermo para soñar”

Walt Disney


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CAP. 45

sábado, 19 de junio de 2010


Al estar sentada, hacía golpear en el piso la punta de los tacones altos de mis zapatos, esperando ser llamada para pasar a la oficina de mi exjefe, eran las 8:10 am, hacía 20 minutos que había llegado, Lety entraba y salía llevando documentos, solo se limitaba a sonreír y a decirme que no desesperara que en cualquier momento sería atendida.

-Ya puedes pasar-. Me abría la puerta deseándome suerte.
Al estar frente a él, aún seguía molesta por lo de la última vez, así que solo me limite a los hechos.

-¿Qué desea señor?-.

-Elizabeth, que grato tenerte aquí, veo que sigues enfadada así que iré al grano, primero quiero disculparme, mi conducta hacia ti estuvo fuera de lugar, no debí pedirte aquello, tienes razón es tu vida personal, segundo, deseo que regreses a trabajar al periódico.

-¿Cómo? ¿Por qué cambio de opinión?-. Continuaba de pie, pestañeando extrañada.

-Desde que te fuiste y dejaste de escribir la columna, hemos recibido cientos de cartas de personas seguidoras de tu trabajo que nos piden que regreses, además eres de las mejores escritoras con las que contaba el periódico, te daría mejor sueldo del que recibías.

Entrecerre los ojos mirándolo pensando en algo más, tamborileando mis dedos sobre su escritorio.

-Tengo condiciones señor-.

-Dímelas y veremos lo que podemos hacer.

-Quiero que no se vuelva a discutir mi vida personal nunca más, ni me hostiguen en conseguirles entrevistas con Michael, si el periódico quiere entrevistarlo que lo haga por sus propios medios no por los míos y también que si van a publicar algo de él, se dediquen a hacer la investigación a fondo y no muestren noticias amarillistas.

-Trato hecho y bienvenida al periódico-.
Estrechamos las manos, de nuevo trabajaba aquí, de cualquier modo siempre me gusto este trabajo.

-Solo una cosa Elizabeth, va a ver una junta donde se reunirán columnistas de los periódicos más importantes de Los Ángeles y quisiera que estuvieras presente.

-¿Cuándo sería?-.

-El 27 de Junio, será durante todo el día.
Lo mire y sonreí pensando en esa fecha.

-No puedo ese día señor, debo hacer algo muy importante.

-¿Pero qué..? ah, es verdad, es el primer concierto, ¿no?, entiendo, no te preocupes mandaré a alguien más a que tome notas.

Tenía que volar a Alemania ese día, quería estar ahí, apoyarlo, vitorearlo, estar a su lado, nada me haría hacer lo contrario, soy su fan número uno. Bajé las escaleras chasqueando los dedos, tarareando contenta rumbo a la salida del edificio.

Antes de salir del periódico una señora con lentes oscuros y su cabello cubierto con una tela me detuvo.

-Elizabeth, eres tal y como me dijeron que eras.
La mire y me mostraba una cálida sonrisa.

-Perdón señora, ¿la conozco?-.

-Ven platiquemos, se tanto de ti que no es justo que no me conozcas, vayamos a tomar algo.
Por lo regular no me ando con extraños, pero ella me dio mucha confianza y la seguí.

Llegamos a un restaurant, ella solo pidió jugo, yo pedí un capucchino moka frío. Algunas personas se acercaron a pedirle autógrafos.

Era sencilla, amable y alegre sin perder elegancia.

-Perdón Elizabeth, veo que no me conoces, mi nombre es Diana Ross. Se quitó los lentes y la pañoleta.
No lo podía creer, estaba frente a la persona que conoce a Michael desde pequeño, él me había platicado tanto de ella.

-Sra. Ross, por favor perdón.. yo..

-No, nada de señora, dime Diana, tenía que conocer a la chica que le ha robado el corazón a mi pequeño y me topo con una muchacha, bonita, inteligente y dulce tal como te describe Michael.

-Diana me apenas, gracias.

-No, gracias a ti, desde que te conoció es otro, es más alegre, positivo. También quiero pedirte algo, por favor no vayas a faltar al primer concierto de la gira, él cuenta contigo.

-No lo hare, ya tengo ese día totalmente apartado-. Le guiñe el ojo mientras le daba un sorbo a mi bebida fría.

Nos sonreímos, ella platicaba del primer día que conoció a Michael, era un honor para mí tener esta conversación con Diana, saber tantas cosas de él desde sus experiencias era algo grandioso, estaba gratamente agradecida de conocer a tan esplendida mujer.

Estuvimos un par de horas platicando. Ella se despidió afectuosamente, sabía que contaba con una nueva amiga.

Tenía tiempo de dirigirme a la fundación, el día se encontraba nítidamente fulgurante, me sentía flotar satisfecha de todo. Unas horas en el make a wish y las ansías me ganaban desesperada por correr a casa, llamar por teléfono y apartar un boleto de avión para ese día.

Al llegar al atardecer, llegando a mi casa, avente prácticamente la bolsa, zapatos, vuelcos de felicidad anidaban en mi interior, me perdía imaginándome en pleno concierto, gritando, aplaudiendo, bailando y cantando cada nota, no podía esperar más tiempo a que llegara ese día. Divise un sobre en el pasillo, lo tomé para verlo, contenía un boleto en primera clase para volar a Munich Alemania y venía aparte con una nota, “Linda, te mando este boleto, espero impaciente el día para volver a vernos y estés conmigo en fecha tan importante, te amo con todo mi corazón. Michael”.

Subí al sillón para inventarme una danza de alegría entre saltos, sin esperarlo un ladrillo atravesaba el vidrio de la ventaba rompiéndola en mil pedazos, pasó rozando mi cabeza, voltee a mirarlo y tenía un papel adherido, lo cogí para leer.

“Más te valdría no ir al concierto, ganaste la última batalla pero la guerra no, yo que tú dormiría con un ojo abierto. J.T.”

¿Hasta cuándo iba a desistir? Suficiente, iría en este momento a la policía.

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