CAP. 58

Acabé de secarme las lágrimas con el brazo y logré levantarme aturdida aún por el golpe que había recibido.

Tomé el teléfono con nerviosismo.

-¿Hola?
-¿Elizabeth? ¿Qué sucede? Nos dijeron que te habías marchado.
-¿Mario?
-Si soy yo, nos dicen que la fiesta se canceló, no nos dan más explicaciones, ni tan siquiera nos permiten entrar estamos detrás de la reja, viendo mucho movimiento.
-¿Y Michael, lo has visto?-. Mi voz temblaba pero quería saber todo lo que se pudiera, la tristeza me carcomía imparable.
-Lo vimos llegar hace una hora en una limousina, con su mamá y su hermana Janet, entraron a la casa y ya no han vuelto a salir, después todos los ayudantes salieron a levantar lo que ya estaba puesto en los jardines.

Ya no pude hablar más, mi voz era cercenada nuevamente por el llanto, me doble totalmente para controlar el dolor que surgía en mi interior, no podía tolerarlo, pensar en lo que podría estar pasando Michael era demasiado para mí, no nos merecíamos esto, ¿Por qué?.

-¿Elizabeth? ¿Qué sucedió? ¿estás ahí todavía? ¿hola? ¿estás llorando? Contesta, ¿hola? , vamos a ir contigo, no te muevas-. No sabía si verlos me podría ayudar, era imposible decirles nada de lo sucedido por las amenazas que caían sobre nosotros.

Mi etapa de negación había llegado solo para hacerme repetir “Esto no está pasando”, “esto no está pasando”. Daba vueltas en mi departamento, mordiéndome las uñas.

Tocaron a la puerta momentos después, ¿tan rápido habían llegado?
-¡¿Janet?!-.
-¡¿Es verdad?! ¡¿Por qué lo hiciste?!-. se quedo en la entrada, gritando con ímpetu.
-Ah, yo…-. De verdad no podía decirle porque también a ella podría ponerla en peligro, Sal me lo había advertido.
-¿Porqué escribiste esa carta? ¿Por qué le hiciste esto a mi hermano?
Chillaba furiosa con el semblante duro, y yo la entendía.
-Yo…
-¿Sabes lo que está pasando mi hermano en este momento? ¿Tienes idea de lo que tu juego trajo? Y pensar que te quería como a una hermana, creo que tenía en un mal concepto a Joanna, ella le está dando mucho apoyo.
-Janet, por favor, yo no quería esto, yo..
-Pero lo hiciste, no digas nada, no te vuelvas a acercar a nosotros, no busques a Michael jamás, estoy decepcionada de ti, ojala nunca te hubiera conocido mi hermano, no vales la pena, eres cruel, y si sacaste algo de provecho de todo esto,
disfrútalo-. Sus ojos húmedos no pudieron verme más-. – Hasta nunca Elizabeth.

La vi marcharse, hasta perderse por las escaleras.
Eso me partía el alma aún más de lo que ya la tenía.

Estuve conmocionada mirando el pasillo, ni tan siquiera podía moverme, vi llegar a Mario y a Lety a mi lado, Mario me tomó del brazo y entramos al departamento.
-¿Qué sucedió Elizabeth?-. Me miraba preocupado-. ¿qué le sucedió a tu brazo, estos moretones? ¿y tu cabeza?, tienes aquí un tremendo golpe.
-No puedo decirte.
-Antes de salir de Neverland hablaban de una carta, ¿qué era eso? ¿Sabes algo de eso?
-Aunque lo deseara no puedo decirte nada-. Escondía la cara en una almohada, mascullando entre susurros dolientes.
-Elizabeth-. Se acercó Mario y levante la mirada-. –Sea lo que sea, somos tus amigos y lo vamos a solucionar, debemos encontrar un remedio, buscaremos una respuesta para lo que sea que esté pasando y que todo vuelva a ser como antes.

“Como antes”, mis ojos los sentí brillar de esperanza al pensar en esto, eso quisiera que sucediera,
todo como antes.

Esa noche en mi cama después de que todos se fueron cerré los ojos pensando en él, en lo más profundo de mi mente lo vi...
lo sentí a mi lado, podía percibir su brazo rodeándome...
¡Tan cerca lo sentí!, su aroma, su calidez.
Tanto así que una lágrima se me escapó rodando sin rumbo..
Por unos instantes creí que era real, lo notaba tan cerca, percibiéndolo a mi lado...
¡ Notaba el peso de sus brazos sobre mi cuerpo, apoyado ! era tan real...
¿porque tuve que despertar?
Al despertar, mi mundo cayó de nuevo
Volví a verme sola en la oscuridad de mi cuarto, respirando solo su ausencia,
llorando nuevamente.

Me senté, doblando una pierna para reposar la cabeza sobre la rodilla, sabía que iba a ser una larga noche de insomnio.
Prendí la lámpara que se encuentra sobre mi mesita a un lado de la cama, y como un imán mi mirada fue atraída a la foto de Michael que cuido celosamente sobre mi buró.
La mire mucho tiempo, colgando en el aire mis suspiros.

Sin poderlo evitar los recuerdos de mis días con él se escurrían por mis venas anhelándonos de nuevo, mordiéndome el corazón de nuevo.

De repente las palabras de Mario invadieron mi mente, “todo como antes”, eso deseaba y aferrándome a esa idea fruncí las cejas pensando fuertemente que esto no se va a quedar así, voy a luchar hasta las últimas consecuencias por Michael para recuperarlo, no sé cómo pero algo se me debe de ocurrir.
Debo lograrlo. Sal no iba a ganar.
Mañana hablaría con Mario.

Me levanté a tomar un poco de leche tibia y noté una carta debajo de mi puerta, no tenía nombre y la abrí.

“Elizabeth, se que en Neveland algo pasó pero aun no se qué fue lo que sucedió. Veo hombres extraños rondándote a ti y a tus amigos pero de algo debes estar segura, te voy a apoyar.
atte: el hombre misterioso”.

Y dando sorbos a mi bebida, sentí tranquilidad.



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Quiero dar las gracias a iizzaBeeL por tan bella foto que me edito y hoy la subo en este capitulo, y tambien darles las gracias a todas las personas que siguen la novela, sus comentarios son palabras que me llenan de aliento para seguir escribiendo, gracias por todo, muchas gracias por su apoyo y por estar..
Los quiero mucho y mis mejores deseos para cada uno.
LIZ